El Big Bang de la evolución

Dr. Ray Bohlin


¿Otros Big Bang?

El pícaro Calvin, de la ahora desaparecida tira cómica diaria "Calvin y Hobbes", una vez ofreció renombrar la Hipótesis del Big Bang "¡El espantoso estallido espacial!" (The Horrendous Space Kablooie). La mayoría de nosotros hemos oído en algún momento acerca de la explicación preferida de la cosmología para el origen del universo, la hipótesis del Big Bang. El Big Bang de la cosmología describe el origen del universo como algo que ocurrió en una poderosa explosión que dio como resultado finalmente el universo tal como lo vemos hoy. Pero un reciente número de la revista Time (4 de diciembre de 1995) proclamó un nuevo Big Bang, un Big Bang de la evolución biológica, conocido previamente como la explosión de vida del Cámbrico. Y, así como muchos sacan conclusiones teístas del Big Bang de la cosmología, también es posible sacar conclusiones teístas de lo que ahora se está llamando el Big Bang de la evolución.

Pero, ante todo, ¿qué es el Big Bang de la evolución? La tapa de este número de Time decía: "Nuevos descubrimientos muestran que la vida, como la conocemos, comenzó en un sorprendente frenesí biológico que cambió al planeta casi de la noche a la mañana". Un subtítulo en un artículo interior proclamaba: "Durante miles de millones de años, criaturas simples como el plancton, las bacterias y las algas dominaban la tierra. Luego, de pronto, la vida se volvió sumamente complicada".

La historia evolucionista clásica describe a una tierra bombardeada por meteoritos desde su origen, 4.500 millones de años atrás, hasta casi 3.800 millones de años atrás. En solo 100 millones de años, la primera vida evolucionó luego del cese de este ataque celeste. Eso, por sí mismo, es un enorme obstáculo evolutivo que no tiene explicación. Durante los siguientes 3.000 millones de años, poco más que formas simples unicelulares dominaron el planeta. Luego, de repente, en el período geológico del Cámbrico, la tierra es poblada por una enorme diversidad de complejas formas vivas multicelulares. Esto siempre se ha parecido sospechosamente a una especie de evento creativo, y los paleontólogos frecuentemente parecen estar bastantes incómodos por la realidad de la explosión del Cámbrico.

Pero ¿dónde está la documentación para la larga historia de la evolución de estas criaturas? La respuesta habitual es que las capas de fósiles necesarias antes del período Cámbrico aún no han sido descubiertas. ¡Simplemente faltan los fósiles! Ummm . . . ¡qué conveniente! Ésta, después de todo, era la excusa de Darwin, y muchos evolucionistas después de él siguieron su ejemplo. Bueno, descubrimientos recientes en Canadá, Groenlandia, China, Siberia y Namibia documentan muy claramente que este período de creatividad biológica ocurrió en un instante geológico prácticamente en todo el globo. Así que la excusa habitual no tiene fundamento. Si bien los evolucionistas no están precisamente uniéndose a una ola de conversión creacionista, se están viendo forzados a hacer preguntas difíciles relacionadas con la naturaleza del cambio evolucionista. Darwin no imaginaba que el cambio evolucionista ocurriera tan rápidamente. El darwinismo siempre se ha caracterizado por el cambio lento y gradual, imperceptible en nuestro marco temporal. Los grandes cambios evolucionistas solo eran visibles cuando mirábamos los fósiles para que nos revelaran la cantidad y tipo de intermedios entre especies y grupos importantes. Pero la explosión del Cámbrico dista mucho de ser gradual, y los intermedios identificables faltan por completo. ¿Dónde están los ancestros? ¿Qué condiciones podrían haber impulsado este frenesí de creatividad? ¿Existe algún tipo de mecanismo evolucionista desconocido trabajando? Creo que usted encontrará que las respuestas de la comunidad evolucionista son bastante reveladoras.

¿Qué tan rápido es rápido?

¡Anomalocaris! ¡Ottoia! ¡Wiwaxia! ¡Hallucigenia! ¡Opabinia! Si estos nombres le resultan poco familiares, bueno, deberían serlo. Porque solo se están volviendo conocidos a los paleontólogos durante los últimos veinte años. Los paleontólogos son los científicos que estudian los fósiles incrustados en antiguas capas de roca. Y esta extraña lista representa un grupo de animales del período Cámbrico que solo ahora está siendo apreciado, animales que supuestamente vivieron más de 500 millones de años atrás. Estos animales no solo tienen nombres que suenan raro, ¡sino que tienen una apariencia aún más rara! Son tan extraños y diferentes que la mayoría están contenidos en phyla de los que son el único ejemplo y que ya no existe.

¡Epa! . . . ¡dice usted! Y ¿qué es son los phyla, exactamente? Bueno, si usted vuelve atrás a la biología de la escuela secundaria, la palabra phyla es en realidad el plural de phylum, una palabra latina que designa una categoría de clasificación biológica amplia. La categoría de clasificación más amplia es el Reino. Todos conocemos el Reino Animal y el Reino Vegetal. Bueno, el phylum es la categoría que sigue debajo del Reino Animal y el Reino Vegetal. El Reino Animal consiste de phyla tan conocidos como los moluscos, que contienen las almejas, las ostras y los caracoles. Otro phylum muy conocido son los anélidos, al que pertenecen las lombrices. El mayor de todos los phyla son los artrópodos. Los artrópodos van de los insectos a los camarones, pasando por los milipedos y las arañas. Nosotros estamos ubicados en el phylum Chordata, junto con los demás vertebrados, los peces, los anfibios, los reptiles y otros mamíferos. Los representantes de los distintos phyla son criaturas muy diferentes. No tienen mucho en común un humano, una lombriz, una almeja y un mosquito. Todos pertenecen a phyla diferentes, tan diferentes que los evolucionistas suponen que debe haberles llevado decenas de millones de años a estos phyla evolucionar a partir de un ancestro común.

Sin embargo, he aquí el verdadero problema de la explosión del Cámbrico para la teoría de la evolución. Todos los phyla conocidos, salvo uno, junto con las demás rarezas con las que comencé esta discusión, aparecen por primera vez en el período Cámbrico. No hay ancestros. No hay intermedios. Los expertos en fósiles solían pensar que el Cámbrico duró 75 millones de años. Pero aún ese parecía un período bastante corto para todo este cambio evolucionista. Con el tiempo, el Cámbrico fue acortado a solo 30 millones de años. Y si esto no fuera suficientemente malo, el marco temporal del verdadero trabajo de traer a la existencia a todas estas criaturas diferentes quedó limitado a los primeros cinco a diez millones de años del Cámbrico. ¡Esto es extraordinariamente rápido! Stephen Jay Gould, de Harvard, dice: "Rápido es ahora mucho más rápido de lo que pensábamos, y eso es extraordinariamente interesante". ¡Qué corto se quedó! ¡"Extraordinariamente imposible" sería una frase más adecuada!

En el artículo de la revista Time (pág. 7), el paleontólogo Samuel Bowring dice: "Ahora podemos saber cuán rápido es rápido. Y, lo que me gusta preguntar a mis amigos biólogos, es: '¿Qué tan rápido puede volverse la evolución antes de que usted se ponga incómodo?'". Me gustaría preguntarle a Bowring exactamente qué quiso decir con esa afirmación. Es casi como si reconociera que no hay forma en que los mecanismos evolucionistas actuales pueden actuar tan rápido. Las respuestas potenciales a ese dilema solo están creando más preguntas, preguntas que los evolucionistas probablemente nunca puedan contestar.

¿Cómo pudo ocurrir la explosión del Cámbrico?

Charles Darwin propuso un proceso evolucionista lento y gradual. Esta formulación ha permanecido como el sostén principal de las explicaciones evolucionistas durante más de 100 años, desde Darwin hasta hace muy poco. Una de las muchas razones para repensar este ritmo de caracol, lento y gradual, ha sido la intrincada complejidad de los seres vivos. En los años anteriores a Darwin, la maravillosa adaptación de un organismo a su entorno era considerada la principal evidencia de un Diseñador Supremo. Darwin mostró otra forma mejor, supuestamente: la selección natural. Pero si los organismos tenían un ajuste tan fino con su entorno, estaban tan maravillosamente adaptados a su nicho específico, entonces, si cambiaban de alguna forma con el tiempo, ese cambio debería ser tan gradual como para no alterar demasiado rápidamente ese delicado equilibrio entre el organismo y su entorno.

Esta noción del aspecto gradual del proceso evolucionista fue reforzada profundamente por el descubrimiento del ADN y el código genético. El ADN opera como un código de información para el desarrollo de un organismo desde una única célula a un adulto, y también regula todos los procesos químicos que tienen lugar en las células. Las mutaciones, o errores en el código, debían tener efectos muy leves. La alteración del diseño debía ser muy sensible. Los pequeños cambios originados por las mutaciones deberían ser acumulativos durante períodos de tiempo muy largos para ocasionar cambios evolutivos significativos.

Esta necesidad de gradualismo explica la dificultad que tienen los evolucionistas con relación a la explosión del Cámbrico, o el Big Bang de la evolución, como lo denominó Time. ¿Cómo podrían animales tan diversos como los artrópodos, moluscos, medusas y aun vertebrados primitivos aparecer todos dentro de un espacio de tiempo de solo 5 a 10 millones de años, sin ningún ancestro o intermedio? La evolución simplemente no funciona de esta forma. Los expertos en fósiles y los biólogos solo están comenzando a luchar con este espinoso dilema. Algunos piensan que los genes que controlan el proceso de desarrollo, desde un huevo fertilizado al adulto, los llamados genes Hox, pueden haber llegado a una masa crítica que llevó a una explosión de complejidad. Algunos de los organismos multicelulares más sencillos, como la medusa, solo tienen tres genes Hox, mientras que los insectos tienen ocho, y algunos que no llegan a vertebrados, diez. La masa crítica podrá ser un fenómeno real en la física, pero los procesos biológicos raramente funcionan de esta forma. Además, eso no resuelve el importante enigma de dónde vino en primer lugar el gen Hox. La información genética no surge espontáneamente de secuencias de ADN aleatorias.

Otros científicos piensan que una reorganización total de todos los genes debe haber cambiado también junto con la duplicación de genes Hox para ocasionar esta extraordinaria cantidad de cambio. Pero eso solo complica el cuadro al requerir mutaciones genéticas adicionales y simultáneas que tienen que ocurrir prácticamente a la vez. Esto tendría un enorme efecto negativo en un organismo que ya estaba adaptado a su medio ambiente. ¿Cómo podría sobrevivir? Parece que se requeriría el equivalente de un milagro. Pero este tipo de cosas no se permiten en la evolución. Citando nuevamente la revista Time:

"Por supuesto, entender lo que hizo posible la explosión del Cámbrico no aborda la pregunta mayor de lo que hizo que ocurriera tan rápidamente. Aquí los científicos se deslizan delicadamente sobre el delgado hielo (los datos), sugiriendo escenarios que están basados en la intuición más que en evidencia sólida".

¿Por qué no se ha repetido un cambio tan rápido?

Antes de tratar esta pregunta, revisemos nuestra discusión hasta ahora. El Big Bang de la evolución, la explosión de vida del Cámbrico, que ocurrió supuestamente más de 500 millones de años atrás, sigue desconcertando a los evolucionistas. Descubrimientos recientes han contraído el marco temporal, de más de 70 millones de años a menos de 10 millones de años. Esto no ha hecho más que complicar su dilema, porque aparecen tantas criaturas diferentes en el Cámbrico sin ancestros ni intermedios. Las principales innovaciones evolucionistas representadas en el Cámbrico requerirían ordinariamente al menos decenas de millones de años para realizarse. Algunos podrían sugerir que más de 100 millones de años serían necesarios. Las diferencias entre las criaturas que aparecen repentinamente en el Cámbrico son enormes. De hecho, estas diferencias son tan grandes que la mayoría de los animales son únicos. No existió nada como ellos antes y nada como ellos ha aparecido jamás nuevamente.

En realidad, una pregunta que es tan desconcertante como ¿cómo pudo esta explosión de diversidad ocurrir tan rápido? es ¿por qué un cambio tan drástico no ha ocurrido en los 500 millones de años posteriores? Los mismos diseños de cuerpo básicos que surgieron en el Cámbrico permanecen sorprendentemente constantes desde entonces. Aparentemente, los cambios biológicos más significativos en la historia de la tierra ocurrieron en menos de diez millones de años, y durante 500 millones de años después este nivel de cambio nunca volvió a repetirse. ¿Por qué no? Esta podría parecer una pregunta sencilla, pero es mucho más complicada de lo que parece.

Muchos biólogos piensan que la respuesta debe estar dentro de la estructura genética de los organismos. Durante el Cámbrico, nuevas formas de vida podían aparecer fácilmente porque la organización de los organismos era relativamente imprecisa. Una vez que todos estos diseños de cuerpo vinieron a la existencia y fueron exitosos, entonces estas mismas estructuras genéticas se volvieron relativamente inflexibles a fin de preservar lo que funcionaba tan bien. En otras palabras, puede haber límites al cambio incorporados genéticamente. El biólogo desarrollista Rudolf Raff dijo: "Debe haber límites al cambio. Después de todo, hemos tenidos estos mismos viejos diseños de cuerpo durante quinientos millones de años". Lane Lester y yo escribimos conjuntamente un libro más de dos años atrás denominado The Natural Limits to Biological Change (Los límites naturales al cambio biológico). Si bien los límites al cambio que propusimos eran más ajustados que los que estos científicos de la evolución están proponiendo, es la misma idea básica. Hasta sugerimos que estos límites al cambio se encontrarían en la organización genética y los programas reguladores ya incorporados.

Algunos evolucionistas han llegado a sugerir que los mecanismos de la evolución que operaron en el Cámbrico fueron tal vez radicalmente diferentes de lo que ha ocurrido desde entonces. Esto plantea la posibilidad de que probablemente nunca podamos estudiar estos mecanismos porque ya no existen animales con la estructura genética adecuada. Solo nos quedan los productos de la explosión del Cámbrico, y ninguno de los precursores. Las especulaciones, por lo tanto, serán descabelladas y descontroladas, ya que no habrá forma de probar estas teorías. Los fósiles no dejan rastros de su organización genética. Tal vez nunca podamos saber cómo ocurrió este maravilloso estallido de creatividad. Da la impresión de que los evolucionistas tal vez se encuentren con los mismos problemas de que acusan a los creacionistas: un proceso que fue único en el pasado, no observable de ninguna forma e irrepetible.

Stuart Kaufmann, un líder de la teoría de la complejidad, pone su confianza en sistemas autoorganizados que dan lugar espontáneamente al orden desde el caos, una especie de autocreador naturalista e impersonal. Un Creador sobrenatural realiza la misma función, con el beneficio agregado de brindar una fuente de diseño inteligente también.

La maravillosa evidencia de la creación y el diseño, y el papel de la cosmovisión

Muy frecuentemente en Probe nos centramos en algún tema donde las fuerzas opuestas están moldeadas por la cosmovisión. Una cosmovisión es un sistema de creencias o filosofía de vida que nos ayuda a interpretar el mundo que nos rodea. A menudo comparamos nuestra cosmovisión con un par de anteojos que ayuda a enfocar todo. Así como es importante para una persona con problemas de visión tener los anteojos correctamente recetados, también es necesario que la persona con problemas de pecado tenga la cosmovisión correcta con la cual encontrar el sentido en el mundo de las ideas que nos rodea.

Claramente, creemos que la Biblia ofrece la única herramienta para llegar a la receta o cosmovisión correcta. Hemos estado discutiendo aquí el Big Bang de la Evolución, la explosión de vida del Cámbrico que ocurrió aproximadamente 543 millones de años atrás, según los evolucionistas. Los últimos descubrimientos en este campo fueron destacados en el número del 4 de diciembre de 1995 de la revista Time. Tres meses después, aparecieron algunas cartas muy interesantes de los lectores de esta revista. Son muy ilustrativos de los efectos de la cosmovisión en una persona al evaluar exactamente la misma evidencia. Gran parte de nuestro tiempo en este artículo ha estado dedicado a detallar los enormes problemas que genera la explosión del Cámbrico para la teoría evolucionista. Pero esto es desde el punto de vista de la cosmovisión bíblica. Un lector de la revista Time comentó: "Este informe debería poner fin a las discusiones acerca de si Dios creó la tierra. Ahora no hay forma de negar la teoría de la evolución". Otro lector dijo: "Es excelente ver cómo una revista nacional pone la evidencia objetiva de la vasta y compleja historia de la evolución al alcance del público lego".

Ahora, antes de que usted suponga que seguramente no leyeron la misma historia que he estado describiendo en estas páginas, escuche a estos lectores, que tienen una perspectiva diferente: "Un título más apropiado para su artículo podría haber sido 'el Big Bust (la gran ruina) de la Evolución'. ¿Ciento treinta y cinco años de darwinismo salen por la ventana así nomás? ¡Qué pobre excusa para la falta de formas transicionales!". Otro lector dijo: "Esta historia se leía más como una confirmación del Diluvio de Noé que de la teoría de la evolución de Darwin".

Bueno, todos leyeron la misma historia. Muchos hasta citaron el artículo para explicar sus puntos de vista. Así que, ¿cómo pueden cuatro personas leer la misma información y llegar a conclusiones tan radicalmente diferentes? La diferencia es la cosmovisión. Para quienes trabajan dentro de una cosmovisión naturalista, una que sostiene que no existe Dios, alguna forma de evolución debe ser cierta. Por lo tanto, si bien la evidencia del Cámbrico puede ser desconcertante, el hecho de que los científicos estén luchando con ella y ofreciendo algunas explicaciones posibles es emocionante y estimulante. Sin embargo, encuentro que suelen ignorar el cuadro más grande. Al concentrarse en explicar las minucias, los pensadores naturalistas suelen perder la clara posibilidad del diseño inteligente, precisamente porque no esperan encontrarlo.

Un excelente ejemplo de esto es un comentario por Steven Jay Gould, de Harvard, sobre las criaturas del Cámbrico que se encontraron en el esquisto de Burgess, en Canadá:

"Imagine un organismo formado por cien rasgos básicos, con veinte formas posibles por rasgo. La bolsa de sorpresas contiene cien compartimentos, con veinte objetos en cada uno. Para hacer una nueva criatura de Burgess, el Gran Unidor de Objetos toma un objeto al azar de cada compartimiento y los une. Voilá, la criatura funciona, y usted tiene tantos experimentos exitosos como una escala musical puede hacer melodías pegajosas".

Me suena como una maravillosa descripción del Creador, pero tal vez solo si usted está pensando bíblicamente desde el inicio.

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Traducción: Alejandro Field


Acerca del autor

Raymond G. Bohlin es el presidente de Probe Ministries. Se graduó de University of Illinois (B.S. en zoología), North Texas State University (M.S. en genética de la población) y University of Texas at Dallas (M.S., Ph.D. en biología molecular). Es uno de los autores de The Natural Limits to Biological Change (Los límites naturales del cambio biológico), sirvió como editor general de Creation, Evolution and Modern Science (Creación, evolución y la ciencia moderna), y ha publicado una gran cantidad de artículos periodísticos. El Dr. Bohlin fue designado como becario de investigación en 1997-1998 y 2000 en Discovery Institute's Center for the Renewal of Science and Culture. Si usted tiene algún comentario o pregunta sobre este artículo, envíelo por favor a espanol@probe.org. Por favor indique a qué artículo se está refiriendo.

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